¿Te has fijado que los seres humanos invertimos demasiado tiempo hablando acerca de los demás? Todos tenemos nuestra propia opinión y somos libres para expresarla (aunque no todos los sistemas políticos permitan hacerlo en forma pública). El problema está en las intenciones que nos mueven a hacerlo. Hay cuatro formas típicas de opinar: 1.- La Opinión Maliciosa: hablar de los defectos y errores de nuestro prójimo para perjudicarlo, guiados por el deseo inconsciente de medir nuestra vida y lo que hacemos con lo que logran los demás. 2.- La Opinión del Montón: repetir frases hechas, motivados por la frustración y al mismo tiempo por la comodidad que nos ofrece sentirnos parte de un grupo que piensa lo mismo que nosotros. 3.- La Opinión Neutral: mencionar hechos y situaciones pero sin juzgar a los demás. Hasta aquí podría parecer la opinión correcta, pero a veces se hace con la intención de dar a conocer chismes y rumores sobre gente que no está presente. 4.- La Opinión Positiva: vemos la realidad, reflexionamos sobre ella y nos consideramos a nosotros mismo como protagonistas activos para la transformación positiva de nuestro prójimo y la sociedad. En otras palabras: ser parte de la solución y no del problema. Hablamos y opinamos, pero al mismo tiempo hacemos algo acerca de eso. ¿Y tú? ¿Qué opinas?
H2O: Piensa por unos instantes en la manera en que te refieres a los demás, en especial cuando están ausentes. ¿Con qué tipo de opinión te identificas? ¿Qué haría Jesús en tu lugar?
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